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The challenges of architecture in extreme environments, by ABIBOO Studio

Working on creating cities in extreme environments helps us invent more efficient ways to solve problems on Earth. It is one of the most critical and complex challenges for architects, and therefore often the source of the most innovative and inspiring work.

Humans have never stood still. His innate spirit of exploration has led him to the most remote places on our planet and has given rise to settlements in hostile areas. Technological advances, in turn, have allowed humanity to live in and explore even more remote and isolated environments, even outside our planet.

Consequently, architecture has readapted and created projects that allow people to live in acceptable conditions, not only physically but also psychologically and socially.

Many of these projects have in common new materials and construction techniques, the ability to reduce energy consumption while protecting the local habitat, and creating comfortable spaces for living and working.

What is an extreme environment?

It is an environment where conditions are challenging to survive, whether climatic, economic, or social. In these spaces, man or other life forms would die if they did not have some protection. An extreme environment can be an extensive desert, a glacier, a very high mountain, a trench in the ocean, a war, a famine, or a humanitarian crisis caused by a natural disaster.

As a result of industrialization, these extreme environments have been intensifying and multiplying in recent years. Climate change is becoming increasingly evident, and areas of the planet that were once habitable are being transformed into hostile places.

Consequently, we see more often population displacements, poverty, wars, pandemics, and, of course, new uninhabitable places.

Faced with this challenge, the development of architecture in extreme environments is increasingly important. The knowledge it produces is key to imagining and proposing structures and systems that guarantee humanity’s survival in any possible scenario.

For example, as a consequence of climate change, architecture can respond to the episodes of extreme heat and cold with specific thermal insulation solutions. Or create temporary shelters for the most vulnerable populations. It can also design homes with its energy and food production, which would be a great advantage when facing health emergencies.

A severe approach is also essential to outline construction strategies that do not accentuate living spaces’ degradation in the current context.

The contribution of spatial research

ABIBOO Studio has designed a project for a sustainable and self-sufficient city on Mars. To plan this settlement in an extreme extra-planetary environment, the architects had to deal with the absence of water, oxygen, gravity, and vegetation. But they also had to deal with extreme temperatures, radiation, high winds, and dust storms. They also had to imagine sustainable systems for the human, animal, and plant life cycle. The project, called Nüwa, contemplates these particularities and has proposed answers with the work of a team of scientists from different areas of the SONet network.

The knowledge generated is not only applied to this design. Nüwa has enabled ABIBOO Studio to develop an underground bunker project with the capacity to house up to ten people for a year.

The research for the city on Mars “has provided the knowledge and technical tools to create a bunker that guarantees safety from possible calamities and offers maximum emotional and psychological performance,” explains Abiboo´s founder Alfredo Muñoz.

“In a bunker where there is no relationship with nature or natural light. The house has to function as an autonomous system, which is rarely the case with other buildings,” he adds.

Another example of the application on Earth of knowledge acquired in cosmic research appears in Antarctica. There, the Belgian Princess Elizabeth Station uses water treatment inspired by space stations. The base treats and reuses water, minimizing its consumption. Snow and ice become the only source of the resource. A procedure that, by the way, is also proposed for Nüwa.

Architecture for extreme environments has allowed us to advance into new territories, to reach new geographic and knowledge horizons. Today, and in the immediate future, it is the discipline that will contribute to mitigating the effects of climate change by providing a unique perspective on the challenges that society will have to face.

 

Los desafíos de la arquitectura en ambientes extremos

 

Trabajar en la creación de ciudades en ambientes extremos nos ayuda a inventar formas más eficientes de resolver problemas en la Tierra. Es uno de los desafíos más importantes y complejos a los que se enfrenta el arquitecto, y por ello mismo suele ser la fuente de los trabajos más innovadores e inspiradores.

El ser humano nunca se ha quedado quieto. Su espíritu explorador innato le ha llevado a los lugares más recónditos y ha dado lugar a asentamientos en sitios hostiles. Los avances tecnológicos por su parte, han permitido a la humanidad vivir y explorar entornos aún más remotos y aislados. Incluso fuera de nuestro planeta.

Como consecuencia, la arquitectura se ha readaptado y ha creado proyectos que permiten a las personas vivir en condiciones aceptables, no solo desde el punto de vista físico sino también psicológico y social.

Muchos de estos proyectos tienen en común nuevos materiales y técnicas de construcción, la capacidad de reducir el consumo de energía a la vez de proteger el hábitat local, y la creación de espacios cómodos para vivir y trabajar.

¿Qué es un ambiente extremo?

Se trata de un entorno en el que se dan condiciones de muy difícil supervivencia, ya sea climáticas, económicas o sociales. En estos espacios, el hombre u otras formas de vida morirían con rapidez si no contasen con algún tipo de protección. Un ambiente extremo puede ser un desierto muy seco, un glaciar, una montaña muy alta, una fosa en el océano, una guerra, una hambruna, o una crisis humanitaria provocada por un desastre natural.

Como resultado de la industrialización, estos ambientes extremos se han ido intensificando y multiplicando en los últimos años. El cambio climático se hace cada vez más evidente y áreas del planeta que antes eran habitables, se van transformando en lugares hostiles.

¿La consecuencia?: desplazamientos de población, pobreza, guerras, pandemias, y a claro está, nuevos sitios inhabitables.

Ante este desafío, el desarrollo de una arquitectura en ambientes extremos es cada vez más importante. El conocimiento que produce es clave para imaginar y proponer estructuras y sistemas que garanticen la supervivencia de la humanidad en cualquier escenario posible.

Así por ejemplo, como resultado del cambio climático, la arquitectura puede dar respuesta a los cada vez más frecuentes episodios de calor y frío extremo con soluciones puntuales de aislamiento térmico. O crear refugios efímeros destinados a la población más vulnerable. También puede proyectar viviendas con producción propia de energía y alimentos, que supondrían una gran ventaja a la hora de enfrentar emergencias sanitarias.

En el contexto actual, es importante además un planteamiento serio para delinear estrategias de construcción que no acentúen la degradación de los espacios habitables.

La aportación de la investigación espacial

ABIBOO Studio ha diseñado un proyecto de ciudad sostenible y autosuficiente en Marte. Para planificar este asentamiento en un ambiente extremo extra planetario, los arquitectos tuvieron que lidiar con la ausencia de agua, oxígeno gravedad, y vegetación. Pero además buscar solución a situaciones de temperaturas extremas, radiación, fuertes vientos y tormentas de polvo. También debieron imaginar sistemas sostenibles para el ciclo de vida humano, animal y vegetal. El proyecto, que se llama Nüwa, contempla estas particularidades y ha planteado respuestas basándose en el trabajo de un equipo de científicos de diversas áreas de la red SONet.

El conocimiento generado no solamente se aplica a este diseño. Nüwa ha permitido a ABIBOO Studio desarrollar un proyecto de búnker bajo tierra, con capacidad para albergar hasta diez personas durante un año.

La investigación para la ciudad en Marte “ha proporcionado los conocimientos y las herramientas técnicas para crear un búnker que garantice la seguridad frente a posibles calamidades y ofrezca el máximo rendimiento emocional y psicológico”, explica el fundador de Abiboo Alfredo Muñoz.

“En un búnker donde no hay relación con la naturaleza ni con la luz natural. La casa tiene que funcionar como un sistema autosuficiente, lo que rara vez ocurre con otros edificios”, añade.

Otro de los tantos ejemplos de aplicación en la Tierra de un conocimiento adquirido en la investigación cósmica aparece en la Antártida. Allí, la Estación belga Princess Elizabeth, utiliza un tratamiento de las aguas inspirado en las estaciones espaciales. La base trata y reutiliza el agua, minimizando su consumo. La nieve y el hielo se convierten en la única fuente del recurso. Un procedimiento que, por cierto, se plantea también para Nüwa.

La arquitectura para ambientes extremos nos ha dejado avanzar en nuevos territorios, alcanzar nuevos horizontes geográficos y de conocimiento. En la actualidad, y de cara al futuro inmediato, es la disciplina que contribuirá a mitigar los efectos del cambio climático al aportar una perspectiva única en los retos que deberá afrontar la sociedad.